miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Reemplazarán los libros electrónicos a los libros en papel?

La entrada anterior estuvo dedicada a reflexionar sobre el papel actual de los libros de texto en la enseñanza y cuál podría ser su futuro. Todo apunta a que los libros de texto, tal y como los entendemos, han de cambiar pues hoy en día existen numerosos recursos que hacen que los libros no sean imprescindibles dentro de las aulas.

Estas reflexiones me han hecho plantearme qué es lo que podría ocurrir con el resto de los libros. ¿Serán reemplazados por los formatos electrónicos o sobrevivirán como lo han hecho durante los últimos 500 años?

Antes de tratar de dar respuesta a esta pregunta sería interesante repasar cuáles han sido los principales hitos en la historia del registro escrito de información:

Los primeros formatos utilizados fueron materiales inertes como la piedra o la cerámica. Aparecieron en el Neolítico con el desarrollo de la administración en las ciudades.


Más tarde, la información empezó a recogerse sobre rollos de papiro que resultaban mucho más ligeros y fáciles de transportar. Se sabe que la biblioteca de Alejandría llegó a tener alrededor de un millón de rollos (4 rollos equivalen aproximadamente a un libro actual). Esta cifra pone de manifiesto la importancia que ya en aquella época tenía el poder conservar y transmitir el saber.


Posteriormente, los rollos fueron reemplazados por libros copiados a mano. Su elaboración, al igual que había ocurrido con los soportes anteriores, seguía siendo muy laboriosa.

Fue en el año 1440 cuando en Alemania Johannes Gutenberg inventó la imprenta basada en un sistema de tipos móviles. De este modo la cantidad de ejemplares de una obra que podía ser difundida aumentó  considerablemente. Como curiosidad, los periódicos se siguen llamando prensa porque la imprenta es una prensa con tipos móviles.

El libro con el formato que conocemos en la actualidad, es decir, obra impresa en una serie de hojas de papel, unidas por un lado y protegida con tapas, es un invento del Renacimiento. A los libros impresos con este sistema desde la aparición de la imprenta hasta el año 1500 se les llama incunables. Para entender la importancia de esta invención, debe tenerse en cuenta que la Reforma Protestante, iniciada en 1519 por Martín Lutero no hubiera triunfado de no haber sido gracias a la difusión de las nuevas doctrinas mediante el uso de la imprenta.

Después de cinco siglos de la invención del libro convencional, ¿cómo es posible que haya llegado hasta nuestros días? Podemos señalar varios factores fundamentales que han contribuido a su conservación:
  • Por su comodidad, ya que pueden contener mucha información y se puede trabajar fácilmente con ellos.
  • Por la dificultad para copiarlos ya que tanto si se intenta copiar un libro a mano como si intenta fotocopiar, lleva mucho tiempo hacerlo. Esto compensa a los editores.

Sin embargo, el futuro de libro de papel se está viendo cuestionado:
  • En cuanto a la cantidad de información, en un CD, en un DVD o en un servidor cabe mucho más que en un libro. Si nos centramos en los libros electrónicos los más modernos tienen una memoria interna amplia que nos permite almacenar infinidad de obras a la vez.
  • Respecto a poder copiar la información, con los dispositivos electrónicos esta tarea es mucho más rápida. Esto, sin duda, supone una desventaja para el editor pero no para el usuario.
  • Sobre la capacidad y comodidad para trabajar, los formatos electrónicos son también fáciles de transportar. En un principio la lectura en pantalla resultaba bastante incómoda porque los ordenadores portátiles necesitan un soporte. Para mejorar este aspecto, Apple ha sacado al mercado el iPad. Se trata de la primera propuesta de portátil con forma de tableta que no necesita apoyarse en ningún sitio para ser utilizada. Pero además, existen también los libros electrónicos que tienen forma de libro convencional, con un tamaño muy reducido (tamaño de pantalla entre 6 y 10 pulgadas) cuyo uso se destina únicamente a leer libros en pantalla. Los fabricantes de estos libros intentan que se parezcan al máximo a los libros de papel convencionales para que los lectores noten lo menos posible el cambio. Sin embargo, ambos sistemas electrónicos requieren una batería para funcionar mientras que el libro de papel no. Además, el acceso a la información está limitado por la conexión a Internet (los contenidos se compran en una tienda online, se descargan en el ordenador y posteriormente se traspasan al lector de libros). En el caso de los libros de última generación con conexión 3G esta limitación desaparece.
iPad
  • Sin duda la asignatura pendiente para que los libros electrónicos superaran a los tradicionales es la autonomía de la batería. Los esfuerzos de la industria informática deberán ir encaminados a mejorar esta limitación. 

Libro electrónico
Es ya una realidad que las ventas de los libros electrónicos ha aumentado por todas las ventajas señaladas anteriormente y porque las ediciones digitales resultan mucho más baratas.

En mi opinión, el uso de los libros electrónicos llegará cada vez más lejos, pero no creo que los libros en papel lleguen a desaparecer, al menos en un futuro próximo, pues hay muchos lectores que piensan que si no tienen el libro en sus manos, si no tocan y huelen sus hojas, la lectura no es tan satisfactoria.


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